Estas regulaciones buscan preservar el recurso pesquero y garantizar la sostenibilidad de la especie, que es fundamental tanto para la economía como para el ecosistema marino del país.
Las disposiciones incluyen una reducción en las cuotas de captura permitidas y la implementación de zonas de veda temporales en áreas clave donde la merluza se reproduce y alimenta. Estas vedas estarán vigentes durante las temporadas de mayor actividad reproductiva para permitir la recuperación de los stocks.
Además, se fortalecerán los controles y la vigilancia para prevenir la pesca ilegal y no declarada, con el aumento de patrullas y la utilización de tecnología avanzada para monitorear las actividades pesqueras. Las sanciones para quienes incumplan las normativas también serán más severas, buscando disuadir prácticas que pongan en riesgo la sostenibilidad de la merluza.
El sector pesquero ha recibido estas noticias con una mezcla de preocupación y aceptación, reconociendo la necesidad de estas medidas para asegurar la viabilidad a largo plazo de la pesca de merluza. Mientras tanto, los consumidores también son llamados a tomar conciencia y apoyar estas iniciativas, eligiendo productos pesqueros que provengan de fuentes sostenibles.
Estas acciones representan un paso importante hacia la conservación del mar argentino y la protección de uno de sus recursos más valiosos, la merluza, cuyo bienestar es crucial tanto para la biodiversidad marina como para la economía local.